Discurso dado por Rómulo Moya
Robert Gibson es un caminante, llena con sus huellas los senderos de las montañas, de los valles y hondonadas. Ama tanto el camino como habitar en él. Se detiene y siente. Carga su mochila de aire fresco, olor a hojas, a trigo, a pasto húmedo, al rocío de la mañana, al viento helado de la noche.
Primero está el lugar y luego capturarlo, primero están los sentidos y luego la lente de su cámara.
Espera, entra en un juego dialéctico con el lugar, el espacio natural lo captura a él y él a su vez captura al lugar. Luego nos lo entrega, en palabras o en imágenes y esa geografía ya no es nunca la misma, ha sido modificada por su ojo, por sus sentimientos, por el respeto al territorio. Esa entrega que Robert hace, es una ofrenda cargada de sentimientos hacia lo ancestral y lo terreno.
Hacer un libro es un acto de amor, de entrega y de generosidad, es el impulso por compartir lo que hemos hecho nuestro, para que otros también lo tengan. Es un momento, es un festejo, es un objeto. Por eso para que el resultado sea el mejor, deben confluir voluntades, se debe compartir afecto por lo que se hace, debe haber comunión de ideas y propósitos.
Ese vínculo entre Robert y Trama, nació con Ecuador Infinito, la revista, que es un canto de amor por nuestro país, y que desde su aparición, entrega a entrega, Robert enriqueció con su aporte, y hoy, da frutos, con la presentación de su primer libro, Mama Tungurahua, la historia de un volcán
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